Libros prohibidos ¿siguen existiendo?
La literatura siempre ha sido una de las artes más controvertidas, puesto que pocas veces se logran plasmar las ideas de una forma tan certera y especial como a través de las palabras escritas en un libro, en una novela, en un ensayo…. Si bien las demás artes también han permitido una elevación cultural del espíritu y del propio gusto de aquellos que las disfrutan, es cierto que la literatura ha cambiado el mundo. Tal es su importancia que el final de la Edad Media se marca en la invención de la imprenta por parte de Johannes Gutemberg, a mediados del siglo XV, cambiando por completo la forma en la que se transmitía la información. Los libros, pero también los hechos y la Historia, dejaban por fin de ser monopolio de unos pocos para expandirse y democratizarse, muy poco a poco, eso sí. El control sobre todo lo que se publicaba y se leía seguía siendo férreo, y no eran pocos los libros que se prohibían.
La Iglesia, que controlaba en aquella época la transcripción de obras, gracias a que solo los monjes sabían leer y escribir, mantuvieron un férreo control censor sobre todo lo que empezaba a publicarse a través de las diversas imprentas que iban apareciendo por toda Europa. Un control que, sin embargo, no frenó el ansia de libertad, de expansión de las ideas a través de las palabras. Muchos autores se amparaban en el anonimato para publicar obras que iban en contra de la Iglesia y del orden establecido. Otros iban más de cara, y sufrieron represalias, empezando por la censura de sus obras. Todo esto parece una historia de hace siglos, pero tal vez te sorprenda saber que todavía, a día de hoy, existen libros que siguen estando prohibidos en ciertos países, por su contenido blasfemo, por ir en contra de ciertas ideas universales, o simplemente, porque sus autores no son precisamente bien considerados en esos territorios.
Libros prohibidos a lo largo de la historia
Podríamos colocar el inicio de la historia de los libros censurados y prohibidos en la invención de la imprenta, aunque seguramente haya que ir ya a finales del siglo XV para encontrar esas primeras obras que son cercenadas o directamente quemadas, algo habitual en aquella época. Sin embargo, tampoco es algo tan lejano, y en los últimos dos siglos hemos vivido cómo muchos países decidían prohibir algunos libros que hoy por hoy se consideran clásicos universales. Un ejemplo perfecto es El Origen de las Especies, del naturalista Charles Darwin, la base sobre la que la biología y la ciencia han desarrollado nuestro concepto evolutivo, y que fue duramente censurado por la Iglesia en su momento, por ir en contra de la teoría de la Creación que el clero defendía.
Libros como 1984 o Un Mundo Feliz, que describen distopías no muy lejanas a nuestra actualidad y critican duramente a los sistemas de poder, han sido censurados desde su aparición en numerosos países. El Paraíso Perdido, de John Milton, también causó una gran controversia en su lanzamiento, por ir en contra de muchos dogmas del cristianismo, y fue prohibido en numerosos países. El caso de China, por ejemplo, es especialmente flagrante, ya que por su gobierno dictatorial socialista son muchas las obras que han sido censuradas, desde toda la literatura erótica (a pesar de contar con gran tradición en la literatura de la propia China) hasta libros como Alicia en el País de las Maravillas, que fue censurado por mostrar animales parlantes, algo que los chinos consideran poco menos que un sacrilegio.
Libros prohibidos por la iglesia
Cuando se inventó la imprenta, la Iglesia dominaba la edición de libros, que en ese momento eran auténticos incunables, realizados y transcritos a mano por los monjes en sus abadías y monasterios. La Santa Inquisición por la parte católica, y los tribunales de fe, por la parte protestante, persiguieron muchas obras hasta censurarlas y quemarlas. Así ocurrió, por ejemplo, con el Lazarillo de Tormes, todo un clásico de la literatura española, que fue censurado por sus críticas a la Iglesia. Autores como Giordano Bruno, Nicolas Copérnico o David Hume tuvieron que enfrentarse a dicha censura, y algunos de ellos también a una persecución irracional por parte del clero. De hecho, la Iglesia creó el Index librorum prohibitorum, un índice de libros prohibidos que se mantuvo en uso hasta 1966, y que censuraba los libros de autores que atacaban las costumbres cristianas o que suponían un peligro para la buena moral.
Libros prohibidos en España
El país ibérico pasó por diferentes procesos de censura de libros, no solo con la Inquisición, donde muchos autores fueron perseguidos, sino también más tarde, en pleno siglo XX, por culpa de la dictadura de Francisco Franco. Obras de poetas como Lorca o Machado fueron censuradas por considerarles contrarios al Régimen, y hasta Camilo José Cela tuvo que publicar su famosa obra La Colmena en Buenos Aires antes que aquí en España, por culpa de la censura. Autores extranjeros, como Hemingway y su Adiós a las Armas, también sufrieron la censura por parte de la dictadura fascista española. Pero incluso antes, en el siglo XIX, una de las novelas clásicas y más grandes de la literatura patria, como es La Regenta de Leopoldo Alas Clarín, sufrió igualmente la censura por ser demasiado “lasciva”.
Libros prohibidos en la actualidad
Ya hemos comprobado que, si bien el fenómeno de la censura y prohibición de libros se daba mucha más en siglos anteriores, todavía sufrimos este problema de manera directa en muchos países. Sin ir más lejos, El Diario de Ana Frank o El Guardián entre el Centeno, dos clásicos indiscutibles de la literatura, estuvieron prohibidos en los colegios de Estados Unidos hasta no hace mucho. Lo mismo ocurría con La Naranja Metálica, o con la obra Rabia, de Stephen King, que fue descatalogada por petición del propio autor después de ciertos acontecimientos truculentos que parecían tener inspiración en el libro. Ni siquiera Harry Potter, seguramente la saga más vendida del siglo XXI, se ha librado de la censura en Estados Unidos, ya que muchos grupos acusaban a su autora, J.K. Rowling, de fomentar el esoterismo y la brujería con estos libros.
Saliendo de Norteamérica, en Egipto se prohibió la colección de cuentos de Las Mil y Una Noches, por “dañar la decencia pública”, y no hace siglos, sino en pleno 2010. Julio Cortázar fue censurado décadas atrás por no alinearse con la dictadura argentina de Videla, y en Líbano y Armenia, el best seller de Dan Brown El Código Da Vinci también sufrió censura por herir los sentimientos religiosos. La censura no es algo que se deba tomar bien ningún autor, pero a veces puede llegar a ser un orgullo, sobre todo cuando dos regímenes autoritarios totalmente distintos solo se ponen de acuerdo para prohibir tu libro, como le ocurrió a Kafka con su célebre obra La Metamorfosis.