NoFap, el movimiento antiporno toma Internet
Llega un momento en la vida de todo hombre (y también mujer) en el que empezamos a sentir curiosidad por nuestros cuerpos. Algo en nuestro interior se despierta, como un fuego intenso que parece que solo se puede mitigar frotándonos de cierta forma. Es una necesidad biológica que empieza a despuntar en nosotros cuando todavía somos adolescentes, pero que nos marca tanto que ya no podemos pensar en otra cosa. Descubrimos el autoplacer, las hormonas se nos disparan y el sexo pasa a ser un tema capital para nosotros. Lo habitual es que antes de pasar a la acción real tengamos nuestros momentos de disfrute a solas. Antes, en otra época, con revistas o con películas en VHS. Actualmente, el porno está por todas partes, y es tan sencillo acceder a él que los chicos lo hacen cada vez más jóvenes. Esto también puede llegar a ser un problema, como vamos a ver en este artículo, por llenarnos la cabeza de ese tipo de contenido siendo todavía tan jóvenes.
Y es que la pornografía no es más que una fantasía dispuesta para excitarnos al máximo, para prender el deseo. Los actores y actrices son re atractivos y al ser profesionales, tienen sexo de una forma que a nosotros nos parece increíble. Pero es ficción, y es algo que nunca jamás debemos olvidar. De la misma forma que no intentamos lanzarnos en paracaídas como Tom Cruise o derrapar como Vin Diesel, tampoco deberíamos compararnos con esos profesionales del sexo. El porno puede provocar una disociación de la realidad, y en extremo, también una frustración enorme a la hora de tener sexo en la vida real. Y por eso no es de extrañar que siempre haya habido una oposición clara contra lo explícito, por parte de ciertos sectores. Los conservadores y más religiosos han apuntado contra la falta de moral de estas películas, pero el movimiento NoFap, predominante en nuestros días, lo ataca de otra forma. Y es que estos hombres luchan para evitar que el porno se convierta en una especie de cárcel de placer, en una droga que modifique nuestro cerebro. Su solución: dejar de masturbarnos durante días, incluso semanas, para recuperar toda nuestra virilidad desperdiciada en el onanismo.
Una teoría muy popular
Junio de 2011. En un foro cualquiera de Internet, el usuario Alexander Rhodes esgrime sus vehementes razones para considerar que la masturbación estaba arruinando la vida de muchos jóvenes en todo el mundo. Nada de aquellos cuentos chinos de quedarse calvos, miopes o tener más acné. Rhodes aseguraba basarse en estudios científicos que aludían a la relación entre la masturbación y la bajada de niveles de testosterona. También aseguraba que, desde que no se masturbaba, había recuperado su capacidad de concentración, fuerza y habilidad física. Por eso proponía que en el mes de julio, la gente siguiera su ejemplo y no se masturbará durante 31 días. El reto fue seguido por 60 personas, aunque no todas llegaron al final. Sin embargo, el éxito de la teoría dio nacimiento a lo que hoy conocemos como Movimiento NoFap.
El nombre viene de la expresión No Fap, que podría traducirse por No Masturbarse. Dada la facilidad de acceso que hay hoy en día en Internet para encontrar porno, la masturbación se está convirtiendo en un hábito cada vez más natural para los jóvenes. Esta teoría asegura que esto ha provocado un descenso general en el nivel de testosterona en los hombres adolescentes, y una tendencia a la adicción al porno y a la masturbación. Esto desemboca también en una mayor frustración cuando el sexo de verdad llega a sus vidas, ya que tienen las expectativas demasiado altas y no pueden evitar compararse con esas escenas que ven. El movimiento No Fap ha ido recibiendo cada vez más atención y hoy por hoy sus retos de estar meses enteros sin masturbarse ya son prácticamente parte de la cultura de Internet.
¿Qué dice la ciencia?
Como apuntábamos arriba, Rhodes y muchos de los principales ideólogos del movimiento NoFap en sus inicios aseguraban tener a los estudios científicos de su lado. Esgrimían, es cierto, algunos artículos en los que se relacionaba, de forma paralela, el exceso de masturbación con posibles trastornos sexuales. Y no les faltaba razón al evidenciar que cada vez hay más porno en la red, y por tanto, también más opciones para darnos placer a nosotros mismos, de una manera más desprendida además. La adicción al porno es algo indudable, pero no tan extendida como se piensa. El movimiento NoFap afirma que hay una mayoría de hombres jóvenes que no pueden estar sin masturbarse al menos durante varios días. Esto, además de ser falso, no sería negativo de por sí. Y es que la ciencia ya ha demostrado que, de hecho, masturbarse con frecuencia puede ser muy positivo, tanto para el varón como para la mujer.
En el caso de los hombres, nuestros órganos reproductores producen esperma cada día, y viene bien renovar esa producción de manera natural. Podemos hacerlo teniendo sexo, por supuesto, pero tampoco es malo masturbarse una vez al día, o una cada dos días, para revitalizarnos. Esto no supone, ni mucho menos, un exceso o una adicción a la masturbación, sino algo natural. ¿Y qué hay de la famosa bajada de nivel de testosterona? En realidad, la ciencia no ha podido demostrar que la masturbación llegue a reducir esos niveles, algo que, por otra parte, tampoco sería tan negativo. Hay hombres con una descompensación natural de testosterona que, de hecho, se favorecerían por un equilibrio en esos niveles. La masturbación ayuda también a despejar la mente, evita el estrés e incluso puede ayudarnos a luchar contra problemas coronarios. Por tanto, ¿es realmente positivo el aguantarnos las ganas? ¿Nos hace eso más felices? ¿Mejores en la cama? Aparentemente no.
Internet, entre el porno y la censura
Cuando una situación se convierte en mayoritaria casi por unanimidad, o cuando aparece un concepto que genera un poder tan grande y definitivo en una situación o discusión, tras un primer momento de ruptura se tiende a buscar al otro extremo. El ejemplo clásico es como la aparición de Batman en Gotham supuso también la llegada de villanos mucho más poderosos, dispuestos a retar al Caballero Oscuro. Su sola presencia les provocaba. Lo mismo ha ocurrido con el porno en Internet. La red se ha inundado de contenido explícito, y como era natural, esto ha llevado a un desequilibrio brutal. Lo que se intenta ahora es recuperar esa era anterior en la que la masturbación o el porno eran parte de nuestra vida, pero no el centro de ella.
Internet es una herramienta y como tal no tienen connotaciones, ni positivas ni negativas. Nos ofrece una serie de opciones y soluciones que, según quien las lleve a cabo, podrán ser mejores o peores. Sin embargo, el ser humano ha inundado la red con contenido explícito, y este está llegando demasiado pronto a los jóvenes. Eso es tan cierto como que también hay una censura clara, desde ciertos sectores, hacia todo lo que tiene que ver con el sexo. Como si se pudiera llevar una sexualidad sana y normal, sin llegar a los excesos, por culpa de ver tanto porno. ¿Acaso no existe un territorio gris entre el celibato onanista y la desesperación del autoplacer excesivo?